5to 5ta 63

Escudo “puertas adentro”


Escudo “puertas afuera”


Gracias Jorge Arellano por enviarnos el escudo y el siguiente comentario:
Estimados amigos:

En el adjunto, el escudo de egresados de nuestra división, 5º 5ª de 1963. Pero se lo debe acompañar de una breve historia. Es muy formal y seriecito, pero era el que usábamos “dentro del colegio”. Para la calle, diseñamos otro (que no conservo, y que alguno de mis compañeros quizá aportará) con un inodoro rampante, lleno de libros, sobre un fondo de pared azulejada. Una mano tiraba de una cadena, y a la leyenda identificatoria de colegio y división, le habíamos agregado un lema “Adiós, mundo cruel” (título de una canción de moda). Este “doble escudo” se justificaba en lo transgresor de éste último, o quizá en autocensura.

Lo que no sabíamos era que el verdadero mundo cruel era el que nos esperaba afuera. Un mundo que nos vio materializar ilusiones y esperanzas, pero que también nos vio perder muchas en el camino. Un mundo tan cruel, que hasta se llevó prematuramente de él a algunos de nuestros compañeros. Ignorábamos que el “mundo cruel” del Urquiza era en realidad un remanso de aprendizaje, y no sólo de lecciones académicas. Allí aprendimos, por ejemplo, a valorar en su real dimensión la palabra “amigo”. Y a sentir esa pertenencia que hoy nos convoca a esta página.

Cordiales saludos,

Jorge Arellano


Jorge Arellano también nos envió lo siguiente:

“Adjunto les envío la foto de mi división (5ª 5ª 1963) en nuestro querido colegio, y el anverso y reverso de la foto del equipo de fútbol de nuestra división en segundo año (1960) en el campeonato interno del colegio. Los partidos se jugaban en el Parque Avellaneda (sábados por la mañana), La foto incluye a quince, como verán, y a menos que se incluyera suplentes, o no sabíamos contar, o desconocíamos que el reglamento prevé once jugadores. Creo que nunca ganamos un partido, pero ¡Cómo nos divertíamos!!” 


Mensaje que nos mandó Jorge G. Arellano:

Estimados amigos:

Quiero agradecerles la prontitud de su respuesta a mi primera comunicación, y como lo prometido es deuda, enviarles, por si cabe en el anecdotario, el siguiente relato:

En 1973 se cumplieron diez años del egreso de nuestra división (5º 5ª de 1963), y previo a la reglamentaria cena, nos encontramos en el colegio, donde alguno había logrado se nos recibiera para una “clase alusiva”. La misma se desarrolló en una de las “aulas nuevas”, que nos era extraña, porque en nuestros tiempos ése era el lugar del célebre “patio de atrás”, territorio exclusivo de “los de quinto”, donde se fumaba, se jugaban partidos de “fútbol” con una tapita de gaseosa, o simplemente se “repasaba” para alguna prueba inminente.

La clase alusiva se inició con palabras del Rector, el siempre recordado “Gonzalito”, que en nuestros tiempos era nuestro profesor de Historia (nuestro rector, sucesor del “Oso” Viberti, era el Profesor Cuenca). En sus palabras, además de la bienvenida, nos dijo que la clase, que estaba a punto de iniciarse, estaría a cargo de una de nuestras profesoras.

La vista de todos se dirigió a la puerta, y por ella entró, con el mismo paso y la misma seriedad de siempre, nada menos que “La Maglia”. Porque no era la Señora Maglia, ni tampoco la Profesora Maglia. Ella era “La Maglia”, algo así como una deidad griega, que tenía la virtud de provocar el terror de cualquiera que se le enfrentara.

Ya en el frente, extrajo de su cartera una Libreta de Calificaciones que seguramente conservaba ella, o el propio Colegio, correspondiente a nuestro curso de 5º año, cuando nos enseñaba Química Orgánica.

Nosotros, egresados con diez años de Universidad y profesión por el lomo en la mayoría de los casos, o de trabajo en los otros, no imaginábamos lo que estaba a punto de ocurrir. Porque “La Maglia”, leía para sí la lista, y nos recorría con la mirada alternativamente, hasta que pronunció un perentorio “¡Fulano, pase al frente!”

Y allá fue Fulano (no lo citaré por su nombre) para sufrir el bochorno de responder que sí a la pregunta de “¿Estudió?”, y verse sorprendido con una serie de preguntas de Química que ni el propio diablo podría contestar. Naturalmente, lo levantó en peso en debida forma, le prometió “un uno”, y le dijo “Si usted no estudia Química no va a ser nada en la vida”. Pero luego, ya en la realidad de diez años después, y con un tono amigable que no le conocíamos, y la convertía en una entrañable dama, preguntarle qué había hecho de su vida en esos diez años. La respuesta fue hilarante: “Profesora, debo confesarle que ahora soy… Ingeniero Químico”.

Vaya con la anécdota mi homenaje a esta querida profesora: en mis años de Universidad, y aun en la profesión (soy Ingeniero, aunque no Químico), jamás necesité de otra Química Orgánica que la aprendida de la mano de “La Maglia”, y de los “baldes de café” que nos recomendaba para acompañar debidamente el estudio de su materia.

Y para la galería de Profesores, una foto de nuestro Profesor de Historia en primer año: nada menos que Alfredo Brandan Caraffa, (en la foto junto a Jorge Luis Borges), abogado, escritor de fuste, compañero de ruta de Borges, de Girondo, de Rojas, a quien me hubiera gustado disfrutar después, pues escucharlo era un privilegio. ¡Esa fue la talla de la gente que nos formó!

De nuevo, gracias, y un cordial saludo !

Jorge G. Arellano

5º 5ª 1963
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